Cuando te digo que me dejes es cuando más te necesito.
Nadie lo ha podido comprender.
No es mi yo común quien controla mis reacciones.
Es como vivir con un mutante, que se transforma.
Esas batallas emocionales son difíciles de soportar para ambos.
Mi relación apasionada es con la soledad, que como cualquier vicio, me enajena y me hace vivir en episodios de irrealidad y despersonalización.
Comprendo mi circunstancia, soy yo quien provoca el dolor y la partida de quien me ama.
Si has sentido atracción por entrar en mi mundo, no lo hagas, no soy lo que ves, soy un ser mucho más complejo, soy como una galaxia, como el sol, interesante a la lejanía pero entrando, te absorbo, y, al perderte a ti, me pierdo yo.
Si te atreves y te decides a hacerlo, es porque serás lo suficientemente fuerte, para sostenerme en mis arcoíris y mis tempestades, pero sobretodo sostenerte a ti mismo.

Porque las pajas mentales sigan siendo fuente de inspiración.

  Hace mucho que no dibujo, solo escribo... palabras desordenadas que salen de entre mis dedos, como una pelota de béisbol son lanzadas con fuerza desde mi hombro que bajan no sé si desde la cabeza o atraviesan todo el pecho desde el corazón, o simplemente salen a la vez desde todos sitios y chocan en el centro y fluyen por mi brazo, debatiéndose, mezclándose, hasta llegar a mis dedos y ahí al fin, poder ser expulsadas al exterior; suena casi como tener un hijo, tal vez todas las letras, las palabras, las frases y en total mis historias lo sean y yo su madre, tal vez mi corazón y mi mente hacen el amor para poder darme a mis pequeños trozos de historias, pequeños trozos de mi, donde puedo ser libre, imaginar y volar hacia donde yo quiera.

  Tengo tu cara grabada en mi mente, trato de dibujarla, pero no puedo, no me sale, solo me salen palabras. Pero no consigo encontrar ni una sola palabra que pueda describir tu extraña belleza.