martes, 21 de marzo de 2017

Historias para conducir

Anoche me pasó una cosa, te vas a reír, me vas a decir que ya estoy otra vez con mis cosas que me baje de las nubes, que ando por el cielo.

Era de noche, estaba oscuro y yo conducía de vuelta a casa, con mucha paciencia, ya estaba cansada de oír música, ya estaba cansada de ignorar la música porque no paraba de pensar en ti, entonces empecé a contar un cuento, en ese cuento había una chica, ella era la protagonista y único personaje de esta historia. El cuento transcurría en un lugar oscuro y había un foco que iluminaba un suelo donde no había nada ni nadie, tan solo un espectador, yo, que maravillada ante mis ojos empezaba a ver como se aparecía la mujer perfecta para habitar la historia que quería contar.

Entonces mis labios empezaron a contar el cuento de como sería ella si la historia fuera la mía, y ella era tan parecida a ti que hasta tenía los dientes desordenados en el mismo orden que los tuyos, y sus labios los mismos hoyos, y su piel olía igual, y sus ojos brillaban de la misma manera que los tuyos aun con ese negro tan profundo. Me daba miedo seguir pronunciando adjetivos, porque cada vez era más clara y cada vez tenía más detalles, tantos que empezaba a verte sentada a mi lado en el coche mirándome como solías hacer y me daba miedo hasta girar la cara para no encontrarte.

Entonces la vi, al principio pensé que sería un avión, luego vi que iba tan rápido que iba a estrellarse, entonces, un fogonazo de luz intensa que acabó en chispas y me devolvió la oscuridad y por precaución le dije que me concediera ese deseo, porque cuando alguien desea tanto algo y ve pasar algo así no tiene que pensárselo dos veces. Entonces exhausta decidí que era hora de parar en la siguiente gasolinera, y según entre y mis faros empezaron a describirme ese lugar me di cuenta de que cuando volví la última vez por ese camino lo hice contigo y paramos en el mismo sitio, miré al cielo como pidiéndole algo que me había prometido, y me devolvió la oscuridad infinita que tiene el cielo en carretera, y de la misma manera me di cuenta de que el deseo ya se había concedido y que esa estrella fugaz solo era tu recuerdo paseando por mi historia.



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